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¿Cómo se estableció y desarrolló la arquitectura moderna del s. XX? ¿Cuáles son las obras capaces de resistir el paso del tiempo, la transformación de los programas y las funciones, el ocaso de los materiales, o el cariño de la sociedad?
El cambio en la arquitectura ha de producirse con la revolución industrial y que pisa fuerte después de la I Guerra Mundial con el nombre de Movimiento Moderno. La modernida´ fue una rotura, un empezar otra vez, olvidar todo lo anterior. Esa revolución demandaba radicalidad, manifiestos teóricos y posiciones tajantes, que acentuaran el contrapunto de ideología al clasicismo arquitectónico, y a la manera de entender la ciudad.
En la arquitectura, luego de las exposiciones de Colonia y Nueva York, se produce la exaltación de lo moderno en el Estilo Internacional, de manera que fuera de él nada se consideraría moderno. Se presenta como una imagen blanca, pulcra, universal. Una imagen para un mundo nuevo.
En el proceso al racionalismo arquitectónico corresponde a una tendencia marcada en Europa a inicios del s. XX, que conserva un compromiso fuerte con las conquistas de a estética del cubismo. La experiencia de la Bauhaus (1919) también marca el desarrollo de la ascendencia racionalista en la arquitectura.                   
El léxico cuya base es cubista que adoptan los arquitectos incluye el uso sistemático de formas básicas en la composición arquitectónica, para obtener simetría, equilibrio y regularidad en lo diseñado.
El uso de nuevos materiales, estructura vista, cubiertas planas, la sencilla y casi ausente ornamentación, grandes superficies acristaladas y aquella preocupación por el espacio interior del edificio son aspectos que brindan la esencia de ésta bella arquitectura.

La modernidad es danza de espadas, es samba, es tango; esto aún sigue…
Ayarzah.
Septiembre 22, 2012

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Calvin Stempel

La capacidad que tenemos de contemplar las obras de arquitectura se agudiza cuando vivimos en una ciudad como la nuestra, donde esperar encontrarse con una obra de arquitectura en el tejido urbano es como cuando de niño esperabas la tarde del sábado para ir a balancearte en los columpios del parque. Es por ello que (aunque acá se nos dificulte mucho hacerlo) recomiendo siempre las caminatas en la ciudad con intención de meterse por donde nunca ante caminaste (sensatez y precaución ante todo). Lo que sucede cuando llegas al cruce entre la  Avenidad Balboa y Calle 32 este  es algo parecido a la experiencia del desdoblamiento del transcurso espacio-tiempo, te detienes y en el simple acto de contemplación de la arquitectura notas sus balcones, sus aleros y el diseño profuso en cada elemento (hasta en los rejos del cajón de aire acondicionado), todo eso junto a la brisa fresca y eterna de la bahía que llena todo el volumen de solo 13 plantas, hace que dejen de transcurrir los 2000's

René Brenes

Fue humanista, maestro, poeta, ensayista y arquitecto, sí, de último arquitecto. De una cultura muy sólida, porque logró ser un hombre de grandes conocimientos. Nace en David, Chiriquí; Panamá el 7 de septiembre de 1916. Desde edad temprana demostró vocación por la música y las artes visuales. En 1935 con tan solo 19 años, viajó a Chile e ingresó en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile. Estudió dibujo académico y también, en el Conservatorio Nacional de Música de dicha facultad, estudió piano. Terminando el curso regular de piano, concursó y ganó el premio Orrego Carvallo para estudiantes avanzados. Circunstancias imprevistas que lo indujeron a abandonar la carrera de músico profesional y a ingresar a la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile, donde obtuvo el título de Arquitecto con los máximos honores. De regreso a Panamá en 1950, ejercíó la profesión durante cuatro décadas como miembro de la firma [De Roux, Bermúdez y Brenes] e individualmente.

Templo Votivo del Sagrado Corazón de Jesús

Raúl Godard, Adrián Guzmán y Miguel Fernández 1977 Barrio Francisco Peralta, San José, Costa Rica. La concepción volumétrica y la planta libre poligonal marcan una propuesta de vanguardia en la arquitectura costarricense en una época en que apenas estaban egresando los primeros arquitectos de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Costa Rica. El templo originalmente lució un acabado de hormigón expuesto texturizado, pero, como ha ocurrido con muchas de las obras contemporáneas, en 1990 fue irreversiblemente alterado. Aunque el color que le fué aplicado resultó sobrio, fue una lástima que esta intervención no se pusiera en mano de los autores. El diseño del espacio interno se enmarca desde un nuevo paradigma, muy consecuente con el espíritu del Concilio Vaticano II, que propició un mayor acercamiento de los fieles al sacerdote. Como punto focal preponderante luce un crucifijo semi-incrustado en la pared, que produce un agradable juego volumétrico minimalista de figura y fond