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La Cité Moderne (1922-1925)



                                                                                                                                        Fotografía:tupid
Grupo de casas ubicadas en la ciudad jardín Berchem Sainte Agathe en el distrito de Koekelberg de Bruselas, que muestra la influencia directa de los modernistas holandeses. Construido entre 1922 y 1925 por la Sociedad Cooper
ativa de vivienda social, la Cité Moderne incluye 275 unidades, cada una se orienta hacia el sol, para recibir la mayoría de la luz del día y cuenta con un jardín privado que podría ser cultivado, fueron diseñados para construcción de bajo costo con el uso del hormigón armado, una técnica experimental de la época.
El estilo de construcción de las casas y pequeñas casas de apartamentos fue estrictamente sin adornos, blanco con ribete de color, con ángulos rectos y techos planos, un ejemplo temprano del estilo modernista. El plan de la ciudad es una serie de calles cortas y callejones sin salida evitando el tráfico, parcelas y plazas diseñadas por el planificador del paisaje y Louis Van der Swaelmen, mejorando la usabilidad y la solidaridad entre las personas y su seguridad. Esta ciudad recibe en 1925, el Grand Prix de L'Exposition des Arts Décoratifs. Todavía aparece como referencia en muchos tratados y obras arquitectónicas.

Obra de Victor Bourgeois.


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Calvin Stempel

La capacidad que tenemos de contemplar las obras de arquitectura se agudiza cuando vivimos en una ciudad como la nuestra, donde esperar encontrarse con una obra de arquitectura en el tejido urbano es como cuando de niño esperabas la tarde del sábado para ir a balancearte en los columpios del parque. Es por ello que (aunque acá se nos dificulte mucho hacerlo) recomiendo siempre las caminatas en la ciudad con intención de meterse por donde nunca ante caminaste (sensatez y precaución ante todo). Lo que sucede cuando llegas al cruce entre la  Avenidad Balboa y Calle 32 este  es algo parecido a la experiencia del desdoblamiento del transcurso espacio-tiempo, te detienes y en el simple acto de contemplación de la arquitectura notas sus balcones, sus aleros y el diseño profuso en cada elemento (hasta en los rejos del cajón de aire acondicionado), todo eso junto a la brisa fresca y eterna de la bahía que llena todo el volumen de solo 13 plantas, hace que dejen de transcurrir los 2000's

René Brenes

Fue humanista, maestro, poeta, ensayista y arquitecto, sí, de último arquitecto. De una cultura muy sólida, porque logró ser un hombre de grandes conocimientos. Nace en David, Chiriquí; Panamá el 7 de septiembre de 1916. Desde edad temprana demostró vocación por la música y las artes visuales. En 1935 con tan solo 19 años, viajó a Chile e ingresó en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile. Estudió dibujo académico y también, en el Conservatorio Nacional de Música de dicha facultad, estudió piano. Terminando el curso regular de piano, concursó y ganó el premio Orrego Carvallo para estudiantes avanzados. Circunstancias imprevistas que lo indujeron a abandonar la carrera de músico profesional y a ingresar a la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile, donde obtuvo el título de Arquitecto con los máximos honores. De regreso a Panamá en 1950, ejercíó la profesión durante cuatro décadas como miembro de la firma [De Roux, Bermúdez y Brenes] e individualmente.

Templo Votivo del Sagrado Corazón de Jesús

Raúl Godard, Adrián Guzmán y Miguel Fernández 1977 Barrio Francisco Peralta, San José, Costa Rica. La concepción volumétrica y la planta libre poligonal marcan una propuesta de vanguardia en la arquitectura costarricense en una época en que apenas estaban egresando los primeros arquitectos de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Costa Rica. El templo originalmente lució un acabado de hormigón expuesto texturizado, pero, como ha ocurrido con muchas de las obras contemporáneas, en 1990 fue irreversiblemente alterado. Aunque el color que le fué aplicado resultó sobrio, fue una lástima que esta intervención no se pusiera en mano de los autores. El diseño del espacio interno se enmarca desde un nuevo paradigma, muy consecuente con el espíritu del Concilio Vaticano II, que propició un mayor acercamiento de los fieles al sacerdote. Como punto focal preponderante luce un crucifijo semi-incrustado en la pared, que produce un agradable juego volumétrico minimalista de figura y fond