"...la arquitectura no es, no puede, no debe ser un arte exclusivamente personal. Es un arte colectivo. La genuina arquitecta es toda una comunidad. Esta da los medios para la construcción, da su finalidad y da su unidad..." Ortega y Gasset Una obra de presencia agresiva que en su momento fue tildada de extrovertida y desenfrenada (Waldham, 2013) que va incluso más allá de la plástica ágil lograda en el segundo momento de la arquitectura de Niemeyer y que, como en el barroco, deslumbra la genialidad en la posición de cada detalle y cada volumen en el espacio. Proyectada a inicios de los años 60 por el Arquitecto Efraín Pérez-Chanis, panameño, nacionalizado puertorriqueño este hito de modernidad logra "adelantarse a las decisiones del Concilio Vaticano en las reformas a la liturgia" en términos conceptuales y simbólicos empleados en la obra. En la iglesia moderna, las formas fundamentales o elementales volvieron a aparecer en su pureza original, resultando así en la